Lunes, 27 de Enero de 2025

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¿Qué me gustó de… La ciudad y sus muros inciertos?

¿Qué me gustó de… La ciudad y sus muros inciertos?
Por Judy Mena

Me gustó sumergirme nuevamente en un mundo fantástico devenido de la mente del eterno candidato al nobel: “Haruki Murakami”, en un viaje mágico a la ciudad amurallada que encierra un trascendente río, un singular reloj en lo alto de una torre, una enigmática biblioteca, unicornios que caminan bajo una espesa nevada en invierno, oficios peculiares y, en general, un submundo en constante cambio; todo ello construido a partir de la relación amorosa de dos adolescentes que conviven a través de la inspiración y la imaginación, de la fantasía y la realidad; dando vida así a la ciudad cuyos muros, tal como su apasionante primer amor, son inciertos.

Es sabido que Murakami ha sido nominado al premio nobel de literatura en varias ocasiones, así que piensan los expertos que esta, que es su más reciente novela, lo acerca un poco más al galardón, al menos ese deseo guarda entre sus páginas; pues en ella, no solo logra consolidar su narrativa como exponente del realismo mágico, sino que además lo declara haciendo un guiño al movimiento, surgido apenas a mediados del siglo pasado, al referenciar a uno de sus principales exponente -por cierto, ganador del nobel- el colombiano Gabriel García Marqués.

Al respecto de la premisa, sobre ese amor adolescente surgido entre dos jóvenes que se conocen en un concurso estudiantil, y que al no pertenecer al mismo centro escolar sus encuentros suelen ser esporádicos, el autor nos pregunta retóricamente ¿qué valor tiene un amor que no anhela ni pide eternidad? Y nos regala una obra literaria de un amor que desea asentarse en un mundo onírico, misterioso, desconocido, lleno de extrañeza y sin tiempo, en el que se puede habitar si realmente se le desea.

Como la obra está dividida en tres partes, y de la primera ya hemos hablado, la segunda refiere a la consciencia, al mundo real, no el fantástico, y, para lo que Murakami se adentra a una segunda historia cuyo protagonista es el joven enamorado al paso de los años, dejando su vida rutinaria, monótona y solitaria de la gran ciudad para vivir una segunda posibilidad del amor en una población tranquila, donde además conocerá a un enigmático chico que lleva una camiseta de “yellow submarine”, quien, además, será el encargado de llevarnos a la tercera parte de la novela y enlazar las dos historias en una resolución común, que a decir verdad, me ha parecido un tanto sofocada, pero que nada le resta al texto en su conjunto.

Finalmente, no quiero dejar de hablar de un tema trascendental en la reciente obra de Haruki Murakami -que entenderás si te decides a leer esta- y esto es que, sobre nuestra sombra o sobre ese otro nosotros que se desdobla de nuestro ser para habitar nuestro mundo de fantasía, el escritor japonés propone preguntarnos: si nuestra actitud hacia ella (nuestra sombra) ha sido justa y equitativa hasta ahora, es decir, reflexionar sobre nuestro desarrollo creativo, imaginativo y soñador que puede permitirnos realidades alternas o fantasías conscientes. Por supuesto, que la sombra de Murakami ha hecho un buen trabajo para no morir y él le ha hecho justicia con un legado bibliográfico extenso, apabullante y distintivo.

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