Sábado, 26 de Abril de 2025

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¿Qué me gustó de… “Arderá el viento”?

¿Qué me gustó de… “Arderá el viento”?
Por Judy Mena

Del libro ganador del Premio Alfaguara 2025, “Arderá el viento” de Guillermo Saccomanno, sigo sin poder decidir: ¿qué me ha gustado?, porque ya es tiempo de estas líneas y el tema de la columna redunda en el “agrado”. Así que, sin más, confieso que no me ha gustado la historia, con un “pero” muy enfático, ya que, quiero pensar que en realidad este relato pretende justo eso: “no gustar”. Porqué a quién gustaría “…una historia de degradación, escrita en un estilo parco y de rara intensidad…”, misma que acaba por ser “…una metáfora distorsionada de nuestro tiempo…” (del acta del Jurado).

Por supuesto que Saccomanno presenta una propuesta literaria interesante, tanto así que le ha hecho acreedor a 75.000 dólares, una escultura de Martín Chirino y la distinción de ser el XXVIII Premio Alfaguara de novela. Esta obra se asemeja a una novela de alcoba, una novela policial, una novela negra y esa otra que honra al objetivo de este galardón, “contribuir a que desaparezcan las frontera nacionales y geográficas del idioma" (Fuentes, 1998), hoy el mundo de habla hispana puede adentrarse a esa lengua de uso coloquial en el Cono Sur, con términos como “turro”, “cheto”, “falopa”, “marulo”, “chanchada”, etc, a esos otros rincones e idiosincrasia.

Saccomanno ha seleccionado como protagonistas de su relato a una familia, los Esterházy, de la que cabe decir ¡qué familia! El papá, Hugo; la mamá, Monique Dubois o Moni; el hijo mayor, Lazlo; y la hija menor, Aniko. La pareja llega a una villa junto al mar, de la que vale señalar ¡qué comunidad!, para establecerse en la propiedad del Hotel Habsburgo, eje central de la degradación del pueblo e hilo conductor de la narración, en donde engendran a sus peculiares hijos y en dónde se maquilan, ocurren, escriben y se lee sobre toda clase de perversiones.

Para el desarrollo de la triada sexo, dinero y poder, el autor, además echa mano de sus personajes secundarios que caracterizan a aquellas figuras básicas que podemos encontrar en cualquier comunidad pequeña, como lo es el presidente municipal, el superintendente, el jefe de la policía, los policías, los concejales, el periodista, la trabajadora doméstica, el jardinero, la artista (pianista), el ferretero, la maestra, los alumnos inteligentes y mediocres, los chicos de la comunidad dedicados y rebeldes, el ex recluso, e incluso, la cultivadora de hierva. Por otro lado, el lenguaje connotado de nuestro texto de análisis nos descubre la reflexión sobre la lucha de clases y la desigualdad, temas latentes en el globo terráqueo, por lo que la obra se convierte en universal.

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