Morena en crisis: Barragán rompe la cortesía parlamentaria y arremete contra su propia coordinadora

Fernando Álvarez del Castillo
Morelia, Michoacán, 23 de junio de 2025.- En política, el tono importa tanto como el mensaje. Lo que se dice y cómo se dice define no solo a quien habla, sino también al tiempo y al poder que representa. Por eso, lo expresado por el diputado Juan Carlos Barragán desde su curul, donde llamó “descoordinadora” a su compañera de bancada Fabiola Alanís Sámano y la comparó con un personaje de comedia, no solo es desafortunado; es profundamente revelador.
No se trata de ignorar que en los partidos hay diferencias, ni de suponer que los grupos parlamentarios deben caminar en línea recta. La disidencia es válida y, en muchos casos, necesaria. Pero el espacio legislativo no puede convertirse en un escenario para descalificaciones personales que, lejos de aportar a la discusión pública, degradan el papel del Congreso.
Comparar a una diputada con la “Chimoltrufia”, más allá de lo pintoresco, entra en un terreno de burla, frivoliza el debate parlamentario y reproduce una cultura política que confunde la crítica con la ofensa. Si el diputado Barragán tiene diferencias políticas o metodológicas con la diputada Alanís, el camino institucional exige argumentarlas con respeto y sustento, no con sarcasmo.
En un Congreso donde tanto se habla de transformación, de nuevas formas de hacer política, sorprende que se siga recurriendo a viejas fórmulas del desprecio. Porque no hay nada transformador en atacar a una compañera con desdén, ni en evadir los espacios donde se construyen acuerdos, por el simple hecho de no estar de acuerdo.
Si hay algo que Morena y su bancada deben revisar con urgencia, es la forma en que sus integrantes se relacionan entre sí. La ciudadanía no eligió a sus representantes para verlos enfrascados en disputas internas sin rumbo, sino para que legislen con visión, responsabilidad y altura de miras.
La política se empobrece cuando el desacuerdo se expresa a gritos o con frases para la anécdota. Y se empobrece más cuando la palabra pierde su valor. Morena sin duda está en crisis: Barragán rompe la cortesía, y arremete contra su propia coordinadora, es lamentable.
Porque sí, diputado Barragán, a todos nos gusta que la gente sea seria. Pero la seriedad también se demuestra con el ejemplo.
Morelia, Michoacán, 23 de junio de 2025.- En política, el tono importa tanto como el mensaje. Lo que se dice y cómo se dice define no solo a quien habla, sino también al tiempo y al poder que representa. Por eso, lo expresado por el diputado Juan Carlos Barragán desde su curul, donde llamó “descoordinadora” a su compañera de bancada Fabiola Alanís Sámano y la comparó con un personaje de comedia, no solo es desafortunado; es profundamente revelador.
No se trata de ignorar que en los partidos hay diferencias, ni de suponer que los grupos parlamentarios deben caminar en línea recta. La disidencia es válida y, en muchos casos, necesaria. Pero el espacio legislativo no puede convertirse en un escenario para descalificaciones personales que, lejos de aportar a la discusión pública, degradan el papel del Congreso.
Comparar a una diputada con la “Chimoltrufia”, más allá de lo pintoresco, entra en un terreno de burla, frivoliza el debate parlamentario y reproduce una cultura política que confunde la crítica con la ofensa. Si el diputado Barragán tiene diferencias políticas o metodológicas con la diputada Alanís, el camino institucional exige argumentarlas con respeto y sustento, no con sarcasmo.
En un Congreso donde tanto se habla de transformación, de nuevas formas de hacer política, sorprende que se siga recurriendo a viejas fórmulas del desprecio. Porque no hay nada transformador en atacar a una compañera con desdén, ni en evadir los espacios donde se construyen acuerdos, por el simple hecho de no estar de acuerdo.
Si hay algo que Morena y su bancada deben revisar con urgencia, es la forma en que sus integrantes se relacionan entre sí. La ciudadanía no eligió a sus representantes para verlos enfrascados en disputas internas sin rumbo, sino para que legislen con visión, responsabilidad y altura de miras.
La política se empobrece cuando el desacuerdo se expresa a gritos o con frases para la anécdota. Y se empobrece más cuando la palabra pierde su valor. Morena sin duda está en crisis: Barragán rompe la cortesía, y arremete contra su propia coordinadora, es lamentable.
Porque sí, diputado Barragán, a todos nos gusta que la gente sea seria. Pero la seriedad también se demuestra con el ejemplo.