“Humane" Un escalofriante universo que te hará cuestionar tu moral.
Fernando Alvarez del Castillo
La película "Humane", ópera prima de la directora canadiense Caitlin Cronenberg, se posiciona como una de las propuestas más inquietantes y provocadoras del cine distópico reciente. Ambientada en un futuro cercano marcado por el colapso climático global, la cinta plantea un escenario extremo: los gobiernos han implementado un programa de eutanasia masiva para reducir la población. En medio de esta crisis, una familia acomodada se reúne para una cena que rápidamente se convierte en un estallido moral y emocional sin precedentes.
El filme se sostiene en un reparto sólido que potencia su tensión narrativa. Peter Gallagher interpreta al patriarca Charles York, un ex presentador de noticias que decide inscribirse voluntariamente en el programa gubernamental, esperando convertir su muerte en un acto simbólico que “limpie” su legado. Su cena familiar reúne a sus cuatro hijos adultos: Jay Baruchel como Jared, un político oportunista decidido a salvar su carrera; Emily Hampshire como Rachel, una empresaria venida a menos que busca sobrevivir a cualquier costo; Sebastian Chacon, quien encarna a Noah, un activista lleno de contradicciones; y Alanna Bale, en el papel de Ashley, la única que parece cuestionar de raíz el sistema que los está arrinconando.
La velada, concebida para anunciar una decisión “moralmente correcta”, se fractura cuando la esposa de Charles huye antes del procedimiento, dejando a la familia en una situación límite. A partir de ese momento, Humane se transforma en un thriller claustrofóbico donde las alianzas se rompen y la desesperación revela la verdadera naturaleza de cada personaje. La directora construye un ambiente de encierro y paranoia que sostiene la tensión durante toda la cinta.
En cada uno de los York, Cronenberg disecciona con precisión quirúrgica distintos rostros de la violencia contemporánea: la ambición política, la hipocresía empresarial, el activismo performático y la moralidad quebrada. Los intérpretes brillan al encarnar estas versiones corruptas de la élite, mostrando cómo, cuando la muerte se vuelve una política pública, las familias privilegiadas no se convierten en víctimas inocentes… sino en depredadores morales dispuestos a sobrevivir a cualquier precio.
El tramo final expone la ironía más devastadora: ni los York ni sus sacrificios representan algo relevante para el Estado que los rodea. La película insiste en que, en tiempos de crisis, la indiferencia institucional es tan violenta como la desesperación familiar. El sistema no busca héroes, ni mártires, ni gestos nobles; solo estadísticas. Y es justamente esa frialdad la que vuelve a la película tan perturbadora como vigente.
Con un guion que mezcla sátira política, horror psicológico y una crítica social incisiva, Humane se consolida como una experiencia cinematográfica incómoda, poderosa y profundamente reflexiva. El trabajo de Cronenberg deja claro que el verdadero monstruo no es el gobierno autoritario ni el colapso climático, sino la fragilidad moral que emerge en los espacios más íntimos: la familia.
Por su ambición temática, su elenco preciso y su capacidad para confrontar al espectador con preguntas éticas incómodas, Humane se convierte en una cinta imperdible para la audiencia que busca un cine provocador y con una mirada crítica sobre el mundo que estamos construyendo. Una obra que no se limita a mostrar terror, sino que invita a observar, con dolorosa claridad; cómo la humanidad puede desdibujarse cuando la supervivencia está en juego.
La película "Humane", ópera prima de la directora canadiense Caitlin Cronenberg, se posiciona como una de las propuestas más inquietantes y provocadoras del cine distópico reciente. Ambientada en un futuro cercano marcado por el colapso climático global, la cinta plantea un escenario extremo: los gobiernos han implementado un programa de eutanasia masiva para reducir la población. En medio de esta crisis, una familia acomodada se reúne para una cena que rápidamente se convierte en un estallido moral y emocional sin precedentes.
El filme se sostiene en un reparto sólido que potencia su tensión narrativa. Peter Gallagher interpreta al patriarca Charles York, un ex presentador de noticias que decide inscribirse voluntariamente en el programa gubernamental, esperando convertir su muerte en un acto simbólico que “limpie” su legado. Su cena familiar reúne a sus cuatro hijos adultos: Jay Baruchel como Jared, un político oportunista decidido a salvar su carrera; Emily Hampshire como Rachel, una empresaria venida a menos que busca sobrevivir a cualquier costo; Sebastian Chacon, quien encarna a Noah, un activista lleno de contradicciones; y Alanna Bale, en el papel de Ashley, la única que parece cuestionar de raíz el sistema que los está arrinconando.
La velada, concebida para anunciar una decisión “moralmente correcta”, se fractura cuando la esposa de Charles huye antes del procedimiento, dejando a la familia en una situación límite. A partir de ese momento, Humane se transforma en un thriller claustrofóbico donde las alianzas se rompen y la desesperación revela la verdadera naturaleza de cada personaje. La directora construye un ambiente de encierro y paranoia que sostiene la tensión durante toda la cinta.
En cada uno de los York, Cronenberg disecciona con precisión quirúrgica distintos rostros de la violencia contemporánea: la ambición política, la hipocresía empresarial, el activismo performático y la moralidad quebrada. Los intérpretes brillan al encarnar estas versiones corruptas de la élite, mostrando cómo, cuando la muerte se vuelve una política pública, las familias privilegiadas no se convierten en víctimas inocentes… sino en depredadores morales dispuestos a sobrevivir a cualquier precio.
El tramo final expone la ironía más devastadora: ni los York ni sus sacrificios representan algo relevante para el Estado que los rodea. La película insiste en que, en tiempos de crisis, la indiferencia institucional es tan violenta como la desesperación familiar. El sistema no busca héroes, ni mártires, ni gestos nobles; solo estadísticas. Y es justamente esa frialdad la que vuelve a la película tan perturbadora como vigente.
Con un guion que mezcla sátira política, horror psicológico y una crítica social incisiva, Humane se consolida como una experiencia cinematográfica incómoda, poderosa y profundamente reflexiva. El trabajo de Cronenberg deja claro que el verdadero monstruo no es el gobierno autoritario ni el colapso climático, sino la fragilidad moral que emerge en los espacios más íntimos: la familia.
Por su ambición temática, su elenco preciso y su capacidad para confrontar al espectador con preguntas éticas incómodas, Humane se convierte en una cinta imperdible para la audiencia que busca un cine provocador y con una mirada crítica sobre el mundo que estamos construyendo. Una obra que no se limita a mostrar terror, sino que invita a observar, con dolorosa claridad; cómo la humanidad puede desdibujarse cuando la supervivencia está en juego.









