Martes, 01 de Julio de 2025

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Auckland City, el equipo amateur que le empató al gigante Boca Juniors y conquistó corazones en el Mundial de Clubes

Auckland City, el equipo amateur que le empató al gigante Boca Juniors y conquistó corazones en el Mundial de Clubes
Fernando Alvarez del Castillo

Esta es una de esas historias que parecen ficción pero están basadas en hechos tan reales, que atrapan a la audiencia por lo emotivo, y lo glorioso. El modesto equipo neozelandés Auckland City se convirtió en la gran revelación del Mundial de Clubes 2025 al empatar 1-1 con el histórico Boca Juniors, multicampeón de América y símbolo del poder futbolístico del continente.

Pero más allá del marcador, la verdadera hazaña está en quiénes son los protagonistas de esta epopeya. Auckland City no es un club profesional en el sentido tradicional. No hay contratos millonarios ni primas por rendimiento. Sus jugadores no cobran sueldo; apenas reciben viáticos de 90 dólares por partido. La mayoría trabaja entre semana en empleos comunes: hay profesores, barberos, agentes inmobiliarios, ingenieros, fisioterapeutas y hasta un odontólogo que dirige al equipo.

Quien marcó la crónica fue Christian Grey, maestro de educación física en una primaria, fue el autor del tanto que silenció por momentos a Boca Juniors. En el arco brilló Nathan Garro, aún universitario, que se plantó con aplomo ante delanteros curtidos en Libertadores. En la defensa, Adam Mitchell, asesor inmobiliario, contuvo como un veterano, mientras Nico Boxall, agente de seguros, fue la muralla inesperada del equipo.

La historia recuerda otras gestas improbables del fútbol, como la del Leicester City que ganó la Premier League en 2016 con una plantilla valorada muy por debajo de sus competidores, o el cuento de hadas de Islandia en la Eurocopa 2016, cuando un equipo lleno de futbolistas semi-profesionales eliminó a Inglaterra.

El técnico del equipo, Paul Posa, es odontólogo. Seung-Hyo, uno de los jugadores coreanos, da clases en una escuela. Dylan Manicum es asistente de obra. Todos ellos comparten una característica: no viven del fútbol, pero sí viven por el fútbol. Como mencionó The Guardian en su cobertura, "Auckland City no es un equipo, es un recordatorio de que el fútbol, en su forma más pura, aún resiste en las esquinas del mundo".

El club, campeón de la Liga de Campeones de Oceanía, llegó al torneo como representante de su confederación, y aunque se esperaba que fueran goleados, salieron con la frente en alto y con un empate que vale más que un título. Medios como BBC Sport y ESPN destacaron el carácter heroico del equipo neozelandés, y en redes sociales rápidamente se convirtieron en tendencia bajo etiquetas como #FútbolPuro y #DavidVsGoliat.

Auckland City ya ganó. Ganó porque demostró que el fútbol no necesita cifras astronómicas para conmover. Que mientras haya pasión, entrega y dignidad, siempre habrá espacio para milagros. Su historia ya está siendo contada como una leyenda: el día que un grupo de soñadores empató con uno de los clubes más grandes del mundo.

Y como dijo su capitán tras el partido: "Puede que algunos de nosotros mañana estén cortando el cabello o vendiendo refrescos, pero hoy, todos jugamos como campeones."

Bien dice Luis García Postigo, emblemático jugador mexicano...Esto si es fútbol.

Foto portada: REUTERS/Carlos Barria