Aprobación presidencial y lectura política del cierre de 2025
Carolina Loa
El cierre de 2025 deja una cifra que no pasa desapercibida en el escenario político nacional: la presidenta Claudia Sheinbaum concluye el año con un nivel de aprobación del 77 por ciento. Más allá del dato estadístico, el porcentaje refleja un respaldo social sostenido que permite leer con mayor claridad el momento político que atraviesa el país.
Este nivel de aceptación no surge de la casualidad. Es resultado de un ejercicio de gobierno que ha mantenido una línea de trabajo constante, con énfasis en la cercanía con la población y en una agenda centrada en el bienestar social. La confianza ciudadana suele construirse cuando existe coherencia entre el discurso y la acción, y cuando los resultados comienzan a ser visibles en la vida cotidiana de millones de personas.
La cifra cobra mayor relevancia si se considera el contexto político en el que se ha desarrollado la actual administración. A lo largo del año, el gobierno federal ha enfrentado un embate permanente de la oposición, que no solo ha cuestionado cada decisión, sino que ha apostado abiertamente por el desgaste del proyecto presidencial, buscando ver fracasar a la administración y que el gobierno se desmorone. Pese a ese escenario de confrontación constante, la presidenta ha logrado sostener la gobernabilidad y mantener el respaldo social.
En materia de bienestar, estabilidad económica, justicia social y atención a las causas estructurales de la desigualdad, los resultados han permitido consolidar un proyecto que coloca a las personas en el centro de las decisiones públicas. Esta orientación ha fortalecido una narrativa de gobierno que, lejos de diluirse ante la crítica, ha encontrado eco en amplios sectores de la sociedad.
La aprobación ciudadana también funciona como un mensaje político frente a la desinformación y la polarización. Para una mayoría, el liderazgo presidencial se percibe como firme y consistente, con capacidad para resistir la presión política y sostener una ruta de gobierno clara, aun en medio de un clima adverso.
Así, el 77 por ciento de aprobación no solo es una evaluación positiva del desempeño presidencial, sino un indicador de resiliencia política. La cifra sintetiza respaldo, confianza y una lectura clara del electorado: pese a los intentos por debilitar al gobierno, la administración se mantiene en pie, con rumbo definido y con el apoyo de una parte mayoritaria de la sociedad.
El cierre de 2025 deja una cifra que no pasa desapercibida en el escenario político nacional: la presidenta Claudia Sheinbaum concluye el año con un nivel de aprobación del 77 por ciento. Más allá del dato estadístico, el porcentaje refleja un respaldo social sostenido que permite leer con mayor claridad el momento político que atraviesa el país.
Este nivel de aceptación no surge de la casualidad. Es resultado de un ejercicio de gobierno que ha mantenido una línea de trabajo constante, con énfasis en la cercanía con la población y en una agenda centrada en el bienestar social. La confianza ciudadana suele construirse cuando existe coherencia entre el discurso y la acción, y cuando los resultados comienzan a ser visibles en la vida cotidiana de millones de personas.
La cifra cobra mayor relevancia si se considera el contexto político en el que se ha desarrollado la actual administración. A lo largo del año, el gobierno federal ha enfrentado un embate permanente de la oposición, que no solo ha cuestionado cada decisión, sino que ha apostado abiertamente por el desgaste del proyecto presidencial, buscando ver fracasar a la administración y que el gobierno se desmorone. Pese a ese escenario de confrontación constante, la presidenta ha logrado sostener la gobernabilidad y mantener el respaldo social.
En materia de bienestar, estabilidad económica, justicia social y atención a las causas estructurales de la desigualdad, los resultados han permitido consolidar un proyecto que coloca a las personas en el centro de las decisiones públicas. Esta orientación ha fortalecido una narrativa de gobierno que, lejos de diluirse ante la crítica, ha encontrado eco en amplios sectores de la sociedad.
La aprobación ciudadana también funciona como un mensaje político frente a la desinformación y la polarización. Para una mayoría, el liderazgo presidencial se percibe como firme y consistente, con capacidad para resistir la presión política y sostener una ruta de gobierno clara, aun en medio de un clima adverso.
Así, el 77 por ciento de aprobación no solo es una evaluación positiva del desempeño presidencial, sino un indicador de resiliencia política. La cifra sintetiza respaldo, confianza y una lectura clara del electorado: pese a los intentos por debilitar al gobierno, la administración se mantiene en pie, con rumbo definido y con el apoyo de una parte mayoritaria de la sociedad.
